ALDEAQUEMADA

Cascada de la Cimbarra
(Aldeaquemada – Sierra Morena)

 
APROXIMACION:
Existen dos maneras de llegar a Aldeaquemada, la primera si se viene desde Andalucía y la segunda si se accede desde la provincia de Ciudad Real. 



DESDE ANDALUCIA:
Subir por la Carretera Nacional IV y una vez pasados La Carolina y Santa Elena, a Aldeaquemada. Se trata de una carretera de sierra muy poco recomendable para autobuses, con un gran número de curvas extremadamente cerradas en cuesta y en pendiente. El firme es aceptable, pero hay que tener en cuenta que subiremos a una altura superior al paso de Despeñaperros.

DESDE LA MANCHA:
Opción A: Bajar por la Carretera Nacional IV y salir en Valdepeñas. Seguir hasta Torrenueva y Castellar de Santiago. El siguiente pueblo es Aldeaquemada. La carretera se puede transitar, pero es harto incómodo.
Opción B: Carretera Nacional IV, salir en Almuradiel. Una vez en Almuradiel nos dirigimos a Castellar de Santiago y de allí a Aldeaquemada.

DESDE ALDEAQUEMADA A LA CASCADA
Se encuentra a unos dos kilómetros del pueblo en dirección sur. El camino de acceso está en buen estado. La zona se encuentra bien señalizada y no es difícil acceder al sitio. Es recomendable que nuestro coche no sea demasiado bajo debido a que en ciertas épocas del año las lluvias estropean el camino. Una vez llegados a lo alto del Collado de La Cimbarra nos tocará seguir el camino a pie. La vereda de la izquierda nos conducirá a la Plaza de Armas, lugar desde el que tendremos una vista frontal de la cascada.
APARCAMIENTO:
Al comienzo del sendero hay aparcamiento suficiente.
AGUA-COMIDA:
Deberemos tomar cuanto necesitamos en Aldeaquemada.
ATENCIÓN ESPECIAL:
Nos encontramos en un Paraje Natural, por lo que deberemos seguir todas las normas que lleva aparejada dicha figura.
LOCALIZACIÓN: UTM:38º23´N3º22´O
MAPAS 1 : 25.000
ACCESO:
En el camino de La Plaza de Armas, encontraremos La Cimbarra de frente. Ahora elegiremos una vereda que sale hacia la derecha en dirección a la laguna, junto al molino abandonado encontramos ya la primera vía, siguiendo el curso del rio veremos las siguientes.
DIFICULTAD:
Existen vías de diferentes grados.
EQUIPAMIENTO:
Escalada deportiva con vías equipadas con parabolt.

DESCRIPCION DE LAS VIAS:
VIAS:
ORIENTACIÓN:
Este y Oeste
TIPO DE ROCA:
Cuarcita “armoricana”
OTROS ROQUEDOS DEL ENTORNO:
No existen otros en las inmediaciones equipados para la práctica de la escalada, no obstante aconsejamos un recorrido, por pistas de montaña, que atraviesa Sierra Morena desde Aldeaquemada hasta Santisteban del Puerto, donde pasaremos por distintos cotos de caza, en los que divisaremos unas magnificas vistas de una sierra virgen, así como gran número de ciervos y cabras montesas.  
CONEXIÓN CON OTROS ITINERARIOS:
Recomendamos la visita al Centro de Interpretación del Parque Nacional de  Despeñaperros, así como a los distintos senderos que recorren dicho Parque.
Existen dos senderos señalizados: Cerro del Castillo y Cascada de la Cimbarra.
ENTORNO:
EL PARAJE NATURAL DE LA CIMBARRA: Espectacular cascada de agua de unos 40 metros de altura, rodeada de jaras y encinas surgirá ante nuestra vista un barranco adornado por escarpados farallones de roca y nuestros oídos enseguida descubrirán el trueno creado por la violencia del agua al caer. Si queremos ver la zona en todo su esplendor, siempre es recomendable venir cuando hemos tenido una o dos semanas de lluvia intensa. Hay ocasiones en las que, en las noches de invierno, incluso se puede oír el rugido desde el pueblo. La vista del paisaje es majestuosa y la disposición de los abrigos de roca hacen que a veces confundamos la horizontalidad del terreno (lo que parecía llano desde un punto, ahora parece que está en pendiente y viceversa).
 
El camino de La Plaza de Armas, encontraremos La Cimbarra de frente. Ahora elegiremos una vereda que sale hacia la derecha en dirección a la laguna. Pasaremos un molino abandonado cuyas gigantescas ruedas de arenisca están desperdigadas camino abajo. Desde esta zona también podremos observar diferentes vistas del chorro, hasta que lleguemos al pie del agua. Si se trata de una visita tras una época de lluvias, con seguridad el viento nos traerá una neblina de agua que nos empapará de la cabeza a los pies. Los más atrevidos suelen empezar a bañarse en sus frías aguas en Semana Santa. Nadie ha logrado NUNCA averiguar la profundidad de la laguna.
Los más viejos del lugar aseguran, en algún momento han metido una sonda que nunca ha llegado al fondo, que es un pozo con al menos 30 ó 40 metros de profundidad. Sobre todo deberemos saber que aunque es posible bañarse, aquello NO ESTÁ ACONDICIONADO COMO ZONA DE BAÑO. Bañarse es peligroso, y más todavía si se va solo, en pareja o si no se tiene experiencia. Sólo pensemos una cosa: estamos en el fondo de un barranco. Si somos irresponsables tendremos muchas dificultades para encontrar ayuda. Los móviles no tienen cobertura allí. Por cierto, el agua de los arroyos NO es potable. Ahora que estamos en la zona, podemos tomar dos opciones: la primera continuar el curso del río para pasar a la siguiente cascada, la del Charco del Negrillo, o subir para acceder a este lugar dando la vuelta al monte en el que nos encontramos. Sólo aquellos que se conocen el área se atreverán a seguir el curso del río, por el que una vez que salvamos uno de los desniveles bajando por un árbol, pasaremos a un paisaje en el que iremos saltando y sorteando unas descomunales moles de piedra caídas desde lo alto de la Plaza de Armas.

Encajonados en el barranco llegaremos al Charco del Negrillo, segunda laguna de tamaño superior a la de La Cimbarra, pero con una cascada más pequeña. En esta ocasión salvaremos el desnivel pegados a la pared y agarrándonos a los salientes de la pared de roca. Este es un paso arriesgado y no recomendable a nadie sin preparación. Una vez llegados al borde del agua, el silencio de la zona, el juego de luces y sombras y el canto de los pájaros convierten a El Negrillo en una laguna encantada y mágica. Si nos sentamos al borde, perderemos la noción del tiempo. Asegura José Ginés, pastor en la zona durante muchos años, que en los días de lluvia invernales aquello se convierte en una ciclópea olla humeante por algún curioso fenómeno, que hace que se eleve una columna de niebla hacia el cielo. Desde luego, no es sitio recomendable para presenciar una tormenta. Circulando de nuevo por el transcurso de un río poblado de barbos y cangrejos -que hasta hace poco tiempo siguieron siendo del tipo autóctono español- llegamos a la Junta de los Ríos, lugar en el que se unen el Guarrizas y el Martín Pérez. Optaremos por tomar el Martín Pérez hacia arriba (tengamos en cuenta que lo único que estamos haciendo es darle la vuelta al cerro de La Plaza de Armas) hasta llegar al Cimbarrillo, otra cascada de agua con lecho de arena y una fuentecilla donde apagar la sed. A quienes han dormido allí por primera vez, siempre les asusta una enorme roca que asoma por el borde superior y que parece que caerá en cualquier momento. Nuestro miedo desaparece precisamente en el momento en el que subimos arriba y comprobamos que el trozo que asoma tan solo es un piquito correspondiente a una piedra más grande que lleva allí siglos colocada. Continuaremos el cauce del río hacia arriba y nos encontraremos con la vega del Río Martín Pérez. Desde aquí el acceso es bastante sencillo a lo alto del Collado, punto de inicio de nuestra excursión.
Si acaso podemos recomendar la visita a las pinturas de la Tabla de Pochico, que es el abrigo de roca más accesible. Si queremos llegar a este lugar nos situaremos en el camino de subida al Collado (donde aparcamos los coches). En la última recta que va cuesta arriba miraremos a la derecha y veremos, al otro extremo del río, un bloque de piedra con una de sus caras anaranjadas. En la actualidad es bastante fácil de identificar, ya que existe un cartel indicador y una valla protectora. El grupo en cuestión es uno de los más completos de la zona y es recomendable buscar con calma, porque suele ocurrir que no se vea aunque tengamos la nariz delante. En lo que respecta al resto de los grupos rupestres, insistimos en recordar al visitante no intentar buscarlos si no sabemos la localización exacta, ya que sólo nos encontraremos con frustración y... con unas buenas agujetas! No recomendamos buscar las pinturas rupestres si no sabemos dónde están, dado que lo único que encontraremos será una gran decepción. Siempre aconsejaremos ponernos en contacto con algún guía experto que nos guiará por los abrigos de roca.
El término municipal de Aldeaquemada se sitúa en el sector meridional del Macizo Hespérico, que coincide con la meseta. Este macizo está constituido por rocas antiguas del Paleozoico, más concretamente del Ordovícico. Las rocas más abundantes son comúnmente conocidas como pizarras y cuarcitas. Aunque los fósiles son escasos, se pueden encontrar trilobites y braquiópodos en determinadas zonas, como puede ser la de la Cimbarra. Desde el punto de vista topográfico, el término municipal de Aldeaquemada muestra dos zonas diferenciadas. Al norte hay un paisaje escasamente abrupto, con pendientes moderadas entre el 7 y el 15%. Por contraste, al sur abundan cerros y serrezuelas, separados entre sí por arroyos que
discurren fuertemente encajados, con pendientes de porcentajes, en ocasiones, superiores al 30%. En esta zona la diferente resistencia de las rocas, unido a las fuertes pendientes, favorecen la aparición de cascadas, entre la que destacamos La Cimbarra. En la vertiente suroeste aparece encajado el río Guarrizas, creando fuertes pendientes. Este encajamiento, producido como consecuencia de la erosión re montante favorecida por la presencia de fallas, da lugar a la aparición de algunos saltos de agua, siendo el más espectacular el ya mencionado de La Cimbarra (en estos parajes cimbarra es sinónimo de cascada), siendo también muy conocidos los del Cimbarrillo, en el arroyo de Martín Pérez, y el de María Antonia. Por el contrario, los declives más suaves aparecen en el lado sureste, al sur del Cerro de Piedras Blancas. 
FLORA Y FAUNA:

La conjunción de factores topográficos, climáticos y edáficos, unidos a la mano del hombre, ha dado lugar a diferentes áreas medioambientales. Una visita a Aldeaquemada implica la inmersión en un variado grupo de ecosistemas relacionados entre sí a muy poca distancia. La vegetación se caracteriza por su enorme heterogeneidad, abundando en la parte central y septentrional los bosques mixtos de encinas y alcornoques con abundante matorral mediterráneo en el que son frecuentes los madroños, los perales o los labiérnagos acompañados de jaras y romeros. Del mismo modo podemos encontrar pinares de repoblación al SO del término municipal, constituidos por dos especies de pino, el piñonero y el negral. La zona central, alrededor de la población, se cubre de parcelas de cultivo de olivar que alternan con zonas cerealistas. Además de esta vegetación, en los ríos y arroyos de este espacio protegido se encuentran espléndidos ejemplos de bosques de ribera, entre los que destacamos los del río Guarrizas, que presentan un excelente estado de conservación. El Guarrizas nace en plena Sierra Morena y atraviesa el término municipal. A unos 2 Km., antes de llegar al pueblo y a 1 Km., desde Aldeaquemada en dirección al paraje de La Cimbarra, encontramos unos espléndidos bosques de galería o ribera formados por alisos, fresnos y algunos chopos. Por extraño que parezca en esta zona, incluso se puede encontrar de manera esporádica el arce. El sotobosque de arbolillos también lo componen especies como los majuelos, sargas e higueras, además de zarzas, arbustos de tamujos, adelfas, juncales y ranúnculos acuáticos. La fauna de Aldeaquemada, rica y variada, es la típica de Sierra Morena, destacando como especies emblemáticas el conejo, la liebre, el ciervo y el jabalí.


Entre los depredadores de tamaño medio abundan el zorro y la gineta. La variedad de ecosistemas -bosques mediterráneos y de ribera, zonas adehesadas, paredones y cornisas, etc.- propician la presencia de una abundante avifauna entre la que destacan el avión roquero, ruiseñores, currucas capirotadas. Numerosas rapaces nidifican en el término, destacando algunas parejas de la en peligro de extinción águila imperial, buitre leonado, águila perdicera y el búho real. En el medio acuático existen hasta cuatro especies de peces autóctonos: barbo, boga, cachuelo y calandino. Además la buena salud ambiental de este río da cuenta de la presencia, aunque escasa y difícil de observar de la nutria. Del mismo modo es necesario destacar la presencia de tritones en la vega del Arroyo de la Cueva, especie que sólo habita en las aguas más limpias y puras El visitante podrá observar en las inmediaciones del Río Martín Pérez cómo los jabalíes han pasado la noche escarbando en el suelo con su duro hocico en busca de lombrices. A finales de septiembre podremos escuchar desde lo alto de La Plaza de Armas, el berrido sobrecogedor de los ciervos en celo retando a sus posibles adversarios en el apareamiento. Por citar un par ejemplo más (si tenemos la suerte de llegar en cualquier atardecer veraniego por la carretera de Castellar y coincide que no haya pasado ningún coche antes), veremos a los conejos saltar alegremente en los montículos adyacentes. Esto es una estampa que también se puede repetir a finales de la primavera con las perdices rodeadas de perdigones, sus polluelos corredores que corren y regatean a unas velocidades de vértigo. En resumen, una visita a Aldeaquemada es un contacto irrepetible con la naturaleza. Es imprescindible que recordemos que la gran mayoría están protegidas, por lo que siempre y por encima de todo será nuestro primer afán el de respetar su hábitat natural, porque ellos se quedarán viviendo allí después de nuestra visita.